


Apenas y logro hablar, moverme, incluso hasta respirar, no se si es la emoción que me embarga o el exuberante cansancio que hoy recorre mi cuerpo, manchado por el sol helado de la serranía de Huarochiri.
Somos nueve personas, salimos de lima a las 11 de la noche, todas con un solo objetivo, grabar la maravilla del lugar, disfrutarlo al máximo y llegar a lima con un reto cumplido; ni la mala noche ni el miedo a el amigo de lo ajeno nos podía derrotar, subimos a una couster atestada de gente con nuestros bultos de mas de tres kilos de equipaje entre los que estaban: casacas, zapatillas, comida, una cocina portátil, carpas, sleeping, cámaras de video y fotos, trípodes, cintas, micrófonos, todo lo necesario para destrozarnos la espalda; pero nada nos detendría, tendremos que sacar fuerzas de los Apus para llegar y cumplir.
La movilidad nos dejaría en Chosica, dormimos es un hotel solo media hora, y casi a las 6 de la mañana buscaríamos un bus hacia San Pedro de Casta, ya era hora y el dinero se acababa.
A mas de 4 mil metros sobre el nivel del mar, hemos llegado a San Pedro de Casta, tras recorrer paisajes hermosos llenos de pureza, donde parece que te asechan las ganas de saltar tras ver abismos largos, muy largos, saltar y disfrutar por que parece la bienvenida al paraíso.
Pasaron tres horas aproximadamente, son las nueve de la mañana, y llegamos con soroche, pero valió la pena el recorrido fue espectacular, pero al parecer nuestros cuerpos no compartían la misma idea.
Cuando llegamos nos dio la bienvenida un pequeño perrito negro, que movía su cola desesperado como diciendo háganme caso, y no podíamos evitarlo era el único ser que no trataba con amabilidad, se llama káiser, no tiene dueño, y cuentan los pobladores que no se separara de nosotros hasta que regresemos a lima, y así sucedió.
Entre nuestras tareas estaba comer, descansar y entrevistar al regidor del pueblo, buscar un guía e iniciar la caminata hacia Marcawasi, y así lo hicimos, con ciertas peleas antes de subir: por pagarle al guía, grabar bien y hacer chanchita para el ron, que supuestamente nos calentaría la helada noche.
Nos sacudimos de la mala vibra pues el lugar no lo merecía, empezamos el recorrido con Káiser a nuestro lado y apenas dimos 20 pasos en picada, y el aire se había esfumado, cerca al cementerio mi garganta y mi columna gritaban por salir de mi y descansar en una cómoda cama, necesitaba un burro que lleve las cosas, así que lo pedí, fuimos 6 los que nos quedamos a esperar al lento burro, mientras káiser guiaba a otras 4 compañeras que sí resistían, descansamos media hora, llego el animal, descargamos y empezamos menos cansadas el recorrido.
Cada paso era interminable, cada inhalación de aire era el encuentro de un tesoro, y cada parada invitaba a soñar, no tengo palabras para describir tal maravilla de montañas, vegetación y cielo tan puro que no parece atacado por el calentamiento global, no, esta intacto, las nubes están bajo mis pies, parecen algodones dulces y tengo ganas de abrazarlos; sigo caminando sumamente agotada, y encuentro un bello manantial, agua limpia, pura, exquisita, ideal para ser acogida en mi boca, es tan bello, tal parece que el hombre vio ese manantial, y se inspiro para crear una piscina, no lo se; la vegetación es extraña y bella, los animales, vacas, toros, burros, todos son mansos pero imponentes, y obedientes al grito de sus dueños campesinos, que me provocan envidia, por su agilidad, suben y bajan cual ave de su nido, no se cansan y no se sorprenden de la hermosura de su pueblo, pero son gentiles con nosotros.
Pasaron casi 5 horas de subida, y nos encontramos perdidos, y cual caperuza roja encontramos dos caminos, uno largo y uno corto, no sabemos cual tomar, nos sentimos abrumados pues en cualquier momento cae la noche y no tenemos carpas ni comida, pues hace rato que le burro se adelanto con las cosas, por gracias de Dios e inteligencia de dos compañeras que también se adelantaron y dejaron 5 personas solas, encontramos un papel que decía “ tomen el camino largo, sigan la flecha” ,que alivio no estamos perdidos, pero ha media hora mas de caminata, la neblina pasa por nuestros ojos, otros dos desvíos y otra vez una nota indicando que ruta tomar, ya no dábamos, necesitamos descansar, pues las piernas tiemblan y el alma se escapa, nuestros corazones parecen a ver viajado hacia la cabeza pues palpita sin parar.
Vamos sigamos caminado me alentaba mi novio, ya no puedo me quejaba yo, pero le hice caso e igual hicimos todas… ¡no puede ser¡ dijimos a media hora más de camino, otros desvíos y esta vez no hay señales, así que hicimos caso al instinto, y no nos equivocamos, mientras caminábamos para nuestra sorpresa encontramos al guía que bajaba a buscarnos, y guiarnos otra vez, con el burro que se regresaba al pueblo solo, concentrábamos en el hombre, que se adelanto, parece que se burlaba de nosotros, “ se les nota en la cara que ya no pueden, vamos falta poco” decía, poco para él, pensaba pues es poco se convertían para mi gente en 2 horas mas en picada.
Por fin le dimos la vuelta uno de los cerros y gracia divina encontramos el letrero de “BIENVENIDOS AL ANFITEATRO DE MARCAWASI” gritamos cual descubrimiento, pero era demasiado lejos, en súper picada, ya no quiero decía ya no, y eche en llanto, pero sacudí las lagrimas no era hora de derrota, me faltaba poco, vamos.
Cuando llegamos al anfiteatro no nos abrasamos con lo demás pues la rabia nos comía, tome mi comida mi carpa y trate de llenar mi estomago, discutimos un momento pero todo paso, nadie tiene la culpa, olvidemos los grescas comamos, intentemos dormir…
La noche fue pesada, en carpa para dos, entramos cual sardinas 5 personas y así fue en la otra carpa, solo llevamos dos y todo el abrigo posible, pero ni eso pudo evitar la humedad y los obvios dolores de espalda, toda la noche junto a káiser que ladraba expulsando a los espíritus chocarreros, ovnis o que se yo que nos quería fastidiar, ahora solo amamos a káiser, y nos apenas que no pueda dormir con nosotros, ¿estará acostumbrado? me pregunto.
Amanecio y el cielo dibujaba colores que nunca imagine, cielo despejado, y de pronto a trabajar, a grabar; nos separamos en dos grupos, los mas fuertes subirían a la laguna y los débiles descansarían e irían a ver el monumento de la humanidad, cuado el primer grupo llegara, esperamos y esperamos y esperamos , pero no llegaron decidimos que mi novio esperaría a las chicas mientras el segundo grupo se adelantaba a grabar, todos nos encontraríamos en le pueblo antes de las dos, pues el carro se hiba.
Subimos y nos desviamos, pero el mejor guía del mundo kaiser nos indico por donde ir, por primera vez seria el hombre quien siguiera al perro, kaiser no se equivoco nos llevo y llegamos a ver las piedras que no son de mi agrado solo tiene formas de gente pero no me sorprende mucho, y ayudó a ese desanimo la neblina que no dejaba apreciar.
A la una nos dimos cuenta que teníamos que regresar y rogábamos para que los chicos del primer grupo ya haya llegado al pueblo, bajamos apurados con káiser guiándonos para no desviarnos entre camino corto y largo por dios en cualquier momento encontré al lobo feroz.
Era tarde 2 horas de caminata hacia el pueblo, seguramente el carro nos dejo, cuando observe le pueblo empecé a gritar los nombres de mis amigos: frank, shesira, anguie, y corrí solo estaba Anguie que me dio la peor de las noticias, frank mi novio se había ido al lima, pensando que nosotros lo habíamos dejado, pues el se adelanto para esperar el carro.
Una vez mas llore me sentía sola, y para variar no teníamos como regresar, el auto se largo.
Necesitaríamos movilidad inmediata, desanimada intentaba penar que hacer cuando una de mis compañeras me dio la respuesta retornaremos a lima en un camión.
En un camión con dos toros, cual mira bus bajaríamos a lima.
Cuando subimos nos encomendamos para que nada pasara, adiós Kaiser gracias por cuidarnos, espero verte pronto, adiós…
Llego el momento el auto dio marcha, nos despidieron con cohetes y calidos suerte, y la necesitaríamos pues solo veíamos Abismos y mas abismos, nosotros sin seguridad montados en un camión sin techo, fue emociónate, fue peligroso.
Ya en mi vieja Lima, añoro extrañamente regresar y disfrutar al máximo Marcawasi, mas preparada y con más fuerza, ese lugar me volverá a ver, lo prometo
Somos nueve personas, salimos de lima a las 11 de la noche, todas con un solo objetivo, grabar la maravilla del lugar, disfrutarlo al máximo y llegar a lima con un reto cumplido; ni la mala noche ni el miedo a el amigo de lo ajeno nos podía derrotar, subimos a una couster atestada de gente con nuestros bultos de mas de tres kilos de equipaje entre los que estaban: casacas, zapatillas, comida, una cocina portátil, carpas, sleeping, cámaras de video y fotos, trípodes, cintas, micrófonos, todo lo necesario para destrozarnos la espalda; pero nada nos detendría, tendremos que sacar fuerzas de los Apus para llegar y cumplir.
La movilidad nos dejaría en Chosica, dormimos es un hotel solo media hora, y casi a las 6 de la mañana buscaríamos un bus hacia San Pedro de Casta, ya era hora y el dinero se acababa.
A mas de 4 mil metros sobre el nivel del mar, hemos llegado a San Pedro de Casta, tras recorrer paisajes hermosos llenos de pureza, donde parece que te asechan las ganas de saltar tras ver abismos largos, muy largos, saltar y disfrutar por que parece la bienvenida al paraíso.
Pasaron tres horas aproximadamente, son las nueve de la mañana, y llegamos con soroche, pero valió la pena el recorrido fue espectacular, pero al parecer nuestros cuerpos no compartían la misma idea.
Cuando llegamos nos dio la bienvenida un pequeño perrito negro, que movía su cola desesperado como diciendo háganme caso, y no podíamos evitarlo era el único ser que no trataba con amabilidad, se llama káiser, no tiene dueño, y cuentan los pobladores que no se separara de nosotros hasta que regresemos a lima, y así sucedió.
Entre nuestras tareas estaba comer, descansar y entrevistar al regidor del pueblo, buscar un guía e iniciar la caminata hacia Marcawasi, y así lo hicimos, con ciertas peleas antes de subir: por pagarle al guía, grabar bien y hacer chanchita para el ron, que supuestamente nos calentaría la helada noche.
Nos sacudimos de la mala vibra pues el lugar no lo merecía, empezamos el recorrido con Káiser a nuestro lado y apenas dimos 20 pasos en picada, y el aire se había esfumado, cerca al cementerio mi garganta y mi columna gritaban por salir de mi y descansar en una cómoda cama, necesitaba un burro que lleve las cosas, así que lo pedí, fuimos 6 los que nos quedamos a esperar al lento burro, mientras káiser guiaba a otras 4 compañeras que sí resistían, descansamos media hora, llego el animal, descargamos y empezamos menos cansadas el recorrido.
Cada paso era interminable, cada inhalación de aire era el encuentro de un tesoro, y cada parada invitaba a soñar, no tengo palabras para describir tal maravilla de montañas, vegetación y cielo tan puro que no parece atacado por el calentamiento global, no, esta intacto, las nubes están bajo mis pies, parecen algodones dulces y tengo ganas de abrazarlos; sigo caminando sumamente agotada, y encuentro un bello manantial, agua limpia, pura, exquisita, ideal para ser acogida en mi boca, es tan bello, tal parece que el hombre vio ese manantial, y se inspiro para crear una piscina, no lo se; la vegetación es extraña y bella, los animales, vacas, toros, burros, todos son mansos pero imponentes, y obedientes al grito de sus dueños campesinos, que me provocan envidia, por su agilidad, suben y bajan cual ave de su nido, no se cansan y no se sorprenden de la hermosura de su pueblo, pero son gentiles con nosotros.
Pasaron casi 5 horas de subida, y nos encontramos perdidos, y cual caperuza roja encontramos dos caminos, uno largo y uno corto, no sabemos cual tomar, nos sentimos abrumados pues en cualquier momento cae la noche y no tenemos carpas ni comida, pues hace rato que le burro se adelanto con las cosas, por gracias de Dios e inteligencia de dos compañeras que también se adelantaron y dejaron 5 personas solas, encontramos un papel que decía “ tomen el camino largo, sigan la flecha” ,que alivio no estamos perdidos, pero ha media hora mas de caminata, la neblina pasa por nuestros ojos, otros dos desvíos y otra vez una nota indicando que ruta tomar, ya no dábamos, necesitamos descansar, pues las piernas tiemblan y el alma se escapa, nuestros corazones parecen a ver viajado hacia la cabeza pues palpita sin parar.
Vamos sigamos caminado me alentaba mi novio, ya no puedo me quejaba yo, pero le hice caso e igual hicimos todas… ¡no puede ser¡ dijimos a media hora más de camino, otros desvíos y esta vez no hay señales, así que hicimos caso al instinto, y no nos equivocamos, mientras caminábamos para nuestra sorpresa encontramos al guía que bajaba a buscarnos, y guiarnos otra vez, con el burro que se regresaba al pueblo solo, concentrábamos en el hombre, que se adelanto, parece que se burlaba de nosotros, “ se les nota en la cara que ya no pueden, vamos falta poco” decía, poco para él, pensaba pues es poco se convertían para mi gente en 2 horas mas en picada.
Por fin le dimos la vuelta uno de los cerros y gracia divina encontramos el letrero de “BIENVENIDOS AL ANFITEATRO DE MARCAWASI” gritamos cual descubrimiento, pero era demasiado lejos, en súper picada, ya no quiero decía ya no, y eche en llanto, pero sacudí las lagrimas no era hora de derrota, me faltaba poco, vamos.
Cuando llegamos al anfiteatro no nos abrasamos con lo demás pues la rabia nos comía, tome mi comida mi carpa y trate de llenar mi estomago, discutimos un momento pero todo paso, nadie tiene la culpa, olvidemos los grescas comamos, intentemos dormir…
La noche fue pesada, en carpa para dos, entramos cual sardinas 5 personas y así fue en la otra carpa, solo llevamos dos y todo el abrigo posible, pero ni eso pudo evitar la humedad y los obvios dolores de espalda, toda la noche junto a káiser que ladraba expulsando a los espíritus chocarreros, ovnis o que se yo que nos quería fastidiar, ahora solo amamos a káiser, y nos apenas que no pueda dormir con nosotros, ¿estará acostumbrado? me pregunto.
Amanecio y el cielo dibujaba colores que nunca imagine, cielo despejado, y de pronto a trabajar, a grabar; nos separamos en dos grupos, los mas fuertes subirían a la laguna y los débiles descansarían e irían a ver el monumento de la humanidad, cuado el primer grupo llegara, esperamos y esperamos y esperamos , pero no llegaron decidimos que mi novio esperaría a las chicas mientras el segundo grupo se adelantaba a grabar, todos nos encontraríamos en le pueblo antes de las dos, pues el carro se hiba.
Subimos y nos desviamos, pero el mejor guía del mundo kaiser nos indico por donde ir, por primera vez seria el hombre quien siguiera al perro, kaiser no se equivoco nos llevo y llegamos a ver las piedras que no son de mi agrado solo tiene formas de gente pero no me sorprende mucho, y ayudó a ese desanimo la neblina que no dejaba apreciar.
A la una nos dimos cuenta que teníamos que regresar y rogábamos para que los chicos del primer grupo ya haya llegado al pueblo, bajamos apurados con káiser guiándonos para no desviarnos entre camino corto y largo por dios en cualquier momento encontré al lobo feroz.
Era tarde 2 horas de caminata hacia el pueblo, seguramente el carro nos dejo, cuando observe le pueblo empecé a gritar los nombres de mis amigos: frank, shesira, anguie, y corrí solo estaba Anguie que me dio la peor de las noticias, frank mi novio se había ido al lima, pensando que nosotros lo habíamos dejado, pues el se adelanto para esperar el carro.
Una vez mas llore me sentía sola, y para variar no teníamos como regresar, el auto se largo.
Necesitaríamos movilidad inmediata, desanimada intentaba penar que hacer cuando una de mis compañeras me dio la respuesta retornaremos a lima en un camión.
En un camión con dos toros, cual mira bus bajaríamos a lima.
Cuando subimos nos encomendamos para que nada pasara, adiós Kaiser gracias por cuidarnos, espero verte pronto, adiós…
Llego el momento el auto dio marcha, nos despidieron con cohetes y calidos suerte, y la necesitaríamos pues solo veíamos Abismos y mas abismos, nosotros sin seguridad montados en un camión sin techo, fue emociónate, fue peligroso.
Ya en mi vieja Lima, añoro extrañamente regresar y disfrutar al máximo Marcawasi, mas preparada y con más fuerza, ese lugar me volverá a ver, lo prometo
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